http://www.soloexitos.es/es/escuchar-mp3/la-cumbre-de-la-montana-huracan-paquito-86408cd
Necesito una noche romántica. Siempre dulce, el beso es tierno.
El tiempo no lo borra todo, sólo borra lo que no era importante. Lo que es eterno no se va nunca. Siempre estará ahí.
lunes, 11 de noviembre de 2013
sábado, 18 de diciembre de 2010
Primum vivere, deinde philosophari
A veces siento que los pierdo. Siento que ya no están conmigo. Es como si, por arte de magia, todo se hubiera cabriolado. Ya no sólo a ellos. Ocurre igual con mi superficie. La mía. Parece que me rechaza, que me expulsa, que ya no me acepta entre los suyos. Da la sensación de que lee su veredicto desde lo alto, atendiendo a lo relativo de lo alto, y dice que fui yo la que lo estropeó todo, la que decidió marcharse, la que renegó y la que ya no puede volver. Creo verla rugir un estremecedor y helado "es tarde" (estas cosas hay que expresarlas usando el don del "quédate más", si no pierde el drama) desde todas sus esquinas en forma de dedal, desde cualquier punto de su suelo y sus paredes de eterna, desde cada nota de flamenco... Esta pavorosa escena me acompaña en cualquier arteria de mi superficie. La mía.
Empero se trata de ellos dos. De ellos dos y de mi existencia.
Observo. Gente que necesita huir. La feligresía que necesita de lo nuevo para poder continuar, porque, en realidad, no tiene nada en ningún sitio y tiene que ir a buscarlo (creo que esta feligresía debería de buscar otra cosa, pero eso es otro asunto). Yo no estaba ahí, no formaba parte de ese conjunto.
Observo. Gente que tiene motivos pero que razona. Gente que piensa (y esta gente puede llegar a sorprenderme muchísimo). Este comité comprende que la vida es una realidad y que sus motivos, por muy abultados que sean, no superan a esa realidad. Porque son ficción. La ficción no tiene por qué ser falsa, ni muchísimo menos, pero es muy peligrosa. Muchísimo. La ficción es una forma de vida; ya que a veces no se puede vivir, hay que sobrevivir, y la ficción da ese poder. No obstante, ésta tiene que sustentarse en una realidad. Aunque sólo sea una base, pero ha de existir. La ficción necesita un suelo. Esta gente con motivos que razona comprende que sus argumentos van a destrozar el suelo de su realidad, siendo éste lo único que tienen (y puede esto ser mucho, pues no siempre sabemos valorar lo que tenemos). No formaba parte tampoco de esta grey.
Observo. Gente comunmente denominada "loca", sin más. Gente que vive plenamente en esa ficción y se deja llevar por ella hasta puntos torrenciales. Gente que piensa que todo es muy fácil y que se empeña en llevar hasta el final sus motivos, sus argumentos, sus sueños. Gente que juega con fuego. Gente que se acaba quemando. Gente que acaba muriendo abrasada. Gente, en definitiva, que piensa que sabe lo que hace, pero no lo sabe; y no hablo de "equivocarse", hablo de falta de experiencia, de inocencia, de carencia, de faltas. Servidora piensa que se incluye.
Hay algo más. La realidad solar que sustenta la ficción. Su tamaño, su importancia y el no saber valorarla. El tener que ponerla en peligro, en un peligro extremo, para comprender lo que supone. Los he arriesgado muchísimo. Pensaba que a ella más que a él pero he comprendido que él también se ha visto muy amenazado. Sin embargo ahí siguen. Aquella frase de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" deja de ser un refrán que, como la mayoría, conseguía sacarme de mis casillas para cobrar un sentido atronador. Terrible, a la par que lamentable.
Las sensaciones se están multiplicando por mil de segundo en segundo. Lo que nunca ha producido nada ahora me provoca auténticas sacudidas de estómago. Situaciones y personas en las que nunca me había parado, a las que nunca había observado. Lo que nunca había apreciado ahora ha aparecido en escena cobrando un papel decisivo, protagonista. Ahora que no lo tengo. Ahora que no hay nada. Ahora que estoy sola físicamente. Ahora que lo único que tengo es mi propia persona. No tengo más. Físicamente, por supuesto. Porque ahora comprendo mi suerte, es ahora cuando todo ha cobrado sentido. Probablemente si no hubiese hecho esto nunca habría entendido lo que tengo.
¿Arrepentirme? No. No es eso. Yo dije que iba a luchar y eso estoy haciendo. Hasta el final. Hasta que me pare la Parca, que es la única que puede pararme. Yo no voy a rendirme. La palabra no es "arrepentimiento". Es tristeza. Justamente tristeza. Es pena por estar lejos en el espacio y en el tiempo de lo que amas, de lo que te hace sonreír, de lo que te hace ser feliz.
No me importa que suene a cursilada barata, pues es una verdad como un templo: sólo puedo querer y agradecer. No tengo motivos para hacer algo que no sea esto.
Las noches en Granada deben de ser envidiadas por el mismísimo Zeus. Mis amigos deben de ser envidiados por el mismísimo Zeus.
Declaración de intenciones: Febe loqui ad te.
Me pesan los ojos y me pican. Cada hueso de mi esqueleto cruje en cuanto hago el más mínimo movimiento. Mi musculatura grita por romper las barreras de la piel e irse. Sola. Lejos. Pero lo peor no es eso... ¡Ójala fuera eso! Lo peor es mi mente. Cómo es libre. Como tiene la libertad que no tiene mi cuerpo y hace unos recorridos Madrid - Madagascar en cuestión de milésimas de segundo. Lo peor es eso. Es ver como no soy capaz de controlarla. Como se abstrae de las actas de la Inspección de Trabajo y de la Herencia para dedicarse a escribir sobre amor. Sobre desamor, más bien. Eso es lo peor. Ser prisionera de tí misma. Mantener una lucha constante por quitarte la lanza que amenaza tu frente y ver cómo esa lanza, ante tu asombro, sigue ahí. Lo peor es eso. Lo peor es la tristeza. Ya no la desilusión, el miedo, la angustia, la torpeza, el nerviosismo, el futuro... Lo peor es la tristeza que te envuelve en un manto celeste y sonríe. Porque la tristeza sonríe. Sonríe por ser triunfadora. Sonríe por pisar a su reverso, el amor, la felicidad. Sonríe porque es propietaria de cada parte de tí, tanto física como mentalmente. Y su séquito lacrimal, a veces, se exterioriza. El séquito lacrimal es la parte del ejército de la tristeza que no está dispuesta a someterse a ella y sale al exterior, "se hace ver", para reclamar ayuda. El problema es que poca ayuda puede tener cuando esta batalla se está lidiando en una selva desierta, llena de frondosidad pero a fin de cuentas, desierta, en la que tú misma, eres tu propio enemigo. Porque llega un momento en el que comprendes que estás luchando contra las Moras. Que luchas contra tí misma.
Si mil fueran las noches, mil serían
¿Quién llega libre a la hora de morir?
Donde acaba la fé que puse en tí;
La mente delira, cree, ama, siente.
La vida, cuando se trata de malos tragos, es repetitiva hasta la saciedad. Una acaba acostumbrándose... No significa eso que no hagan su entrada en escena los dos protagonistas de esta obra que es mi vida. Dos protagonistas que vienen conmigo como mis dos brazos, mis dos piernas, mis dos pechos... El dolor y la humillación.
Dícese del dolor que taladra, que bloquea. Háblase de él como contaminador de la fibra nerviosa. Cuenta como oculta la sonrisa y la posee. El dolor sonríe usando el robo. Valiéndose de lo que no es suyo. Es como el triunfador estético repleto de joyería ilícitamente adquirida. Ese es el dolor, un grandísimo espadachín, cuya única preparación es esa: el arte de destruir, ornado con ostentosa joyería, diamantes en línea recta y agrupados en dos filas. Y va ganando territorio. Va conquistando. Va haciendo suyo por la fuerza lo que no lo es. Y el oponente se rinde porque detecta la sonrisa. Es lo primero que se ve. Y a ella se le teme. Si el espadachín zurdo ha logrado tenerla, apoderarse de ella... no hay ya defensa posible. Todo está perdido. Definitiva y efectivamente. Mi alma ya es pro vincere; sólo queda el cuerpo, la fachada para aparentar. Como en cualquier dictadura: que no se note lo que pasa entre los civiles. Cuenta el dolor con un aliado. El espadachín es un estratega. Domina el arte de la guerra como si de la cabeza de Athenea hubiera nacido. Así, se acompaña de un instrumento de persuasión. Un instrumento de distracción. Un instrumento con la capacidad de convencer de la necesidad del dolor, de buscar su legitimidad, su justificación. De esta manera es casi imposible expulsar de la provincia, pues ya es Derecho. La humillación. Ella, en su papel de mujer, sin perdón, contribuye a ofuscar, a confundir, a hacer de A una B. ¿Cómo? Exponiendo sus fuertes argumentos elocuentemente. Sin miedo al público, disfrutando de él; haciendo la entonación perfecta. Consiguiendo la máxima capacidad literaria. Ya no queda ninguna duda de lo poco que vales. Pues ¿quién decide esa cuestión? He oído opiniones de todo tipo que, básicamente, se resumen en que lo haces tú o lo hacen los demás. No sé por cuál decantarme, pues ¿qué me importa lo que digan los demás? Pero ¿qué valor tiene juzgar algo que tú misma has creado? Ambas posiciones son, a mi juicio, igual de válidas e igual de estúpidas. No obstante las dos me llevan a la misma conclusión: cero.
Podeis encadenar mis manos,
Podeis encerrarme eternamente,
¡Decidid por mí si quereis!
Pues nunca será suficiente:
Mi alma seguirá siendo libre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)

Ciral by Carmen Salinas is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-Sin obras derivadas 3.0 España License.
Based on a work at www.ciraladlibitum.blogspot.com.
Permissions beyond the scope of this license may be available at http://www.ciraladlibitum.blogspot.com/.